martes, 22 de diciembre de 2009

LA IDENTIDAD DEL GENERO

Cuando llegas a la adolescencia hemos pasado por todo un largo proceso de socialización que te hace hombre o mujer.
En este proceso se transmiten y se enseñan distintas formas de comportarse, pensar y sentir para los hombres y para las mujeres, que son diferentes y opuestas, y que son asignadas a partir del sexo biológico de cada una de las personas.
Para ello, la sociedad utiliza diversos caminos como la familia, la escuela, la religión, los medios de comunicación social, entre otros.
Por medio de estas instituciones, se crea entonces un ideal de masculinidad y feminidad.
Entiendo que debido a este proceso de socialización, las personas adquieren su identidad de género.
Esta identidad se refiere a la forma en como las personas incorporan lo que significa ser hombre o ser mujer (según los mandatos culturales) y se comportan a partir de estas características socialmente esperadas.
La construcción de la identidad de género, comienza con el nacimiento y dura toda la vida.
Así, en la adolescencia, las experiencias y cambios vividos impactan también en la identidad de género y sus posibles re-construcciones. Los géneros se construyen como excluyentes, o sea que ser hombre es no ser mujer; y ser mujer es no ser hombre. Esto quiere decir que no se aceptan como propias las características o actividades que se cree que son del otro sexo, lo cual limita nuestra forma de ser y lo que queremos hacer.
Lo femenino y lo masculino son categorías definidas socialmente, por lo que pueden ser revisadas y modificadas. Por ejemplo, los papeles y funciones que tenían los hombres y las mujeres en tiempos de nuestros abuelos, o de nuestros padres y madres son muy distintos a los que se ocupan en tiempos actuales. Sin embargo, todavía se viven desigualdades y discriminaciones que pueden ser superadas.

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